¿Qué tiene de bello que te arrollen por la Gran Vía, o oler todos los sobacos de los usuarios del metro?
Quizás sólo tiene una cosa buena, que sabes que siempre hay alguien allí, que alguna vez no te sentirás tan sólo, que ese sol tibio algún día calentara y que a la sombra jamás acaba el frío.Y eso es importante.
1 comentario:
pues yo prefiero la soledad del pub del pueblo un domingo de invierno por la noche cuando se han ido todos los madrileños y le damos a la mahou con la excusa de un betis-levante, antes que la compañia de unos desconocidos sobacalmente olorosos que cuando te mueres en la calle pasan de largo. La peor soledad es la de estar multitudinariamente acompañado pa ná.
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