lunes, febrero 27, 2006

Vidas Intensas

Los suspiros de Don Berto eran tan magníficos, cadenciosos y rítmicos que resultaban magnéticos para la gente, que se enamoraba de el por esa ternura y sentimiento que le ponía al expirar.Hasta que un buen día estornudó con brio y todos le confundieron con Hitler.

1 comentario:

Eva dijo...

Y siempre pudo ser peor...