Ayer salí a tomar dos cervezas y sin darme cuenta he llegado a casa a las seis de la mañana.
Bendita noche madrileña que del sopor, del tedio laboral de que intento huir cambiando de ambiente me brinda buenos momentos y memorables que me hacen creer cada día más fuerte en que el destino lo escribimos con nuestros actos.
viernes, marzo 23, 2007
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