miércoles, abril 18, 2007

Textos infames para necios

Se abrió un mundo nuevo el día que descubrió el sexo, un torrente de sensaciones antes no vividas transformo su cuerpo en un ente lleno de ganas de vivir.
Sudar, luchar... sólo con deseo y para el deseo.
Descubrir un sentido al sin sentido de la vida, anhelando volver a ese momento en el cual dos se funden como un mismo fuego dispuesto a arder.

Leopoldo sabía que eso no volvería a pasar, era un hombre ya mayor y le tocaba explicar al juez por qué había violado a una inocente niña.
Quizás sin la represión de sus padres, de la sociedad, o de Dios sabe quién esa niña no tendría que vivir con el estigma de la mancillación.
Y quizás Leopoldo hubiera tenido una vida más sana.


Arropado por una cochambrosa manta sucia llena de chinches, se retuerce en la litera de arriba de su celda, con el miedo como compañero diario de avatares; reflexiona ante el momento de su descubrimiento del sexo rogando a Dios por que no fue antes y más sano.
Descubre entonces que es precisamente por la culpa de Dios todo lo malo de su vida, llegando más lejos alza su voz por los barrotes preguntando al viento:
- ¿Que tiene que ver Dios con follar?
- Nada , le responde Dios.
- La respuesta la tenía dentro toda mi vida, pero nunca osé buscarla y ahora me arrepiento.
- La vida es así Leopoldo, los tontos no nacen, los tontos son quienes se dejan llevar.
- Gracias Dios, gracias, pero ya es tarde.

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