jueves, mayo 22, 2008

Eras o tu o yo y siempre seré yo.

Siempre recordaré el día que me di cuenta que sin ti sí podía vivir, fue al descubrir que era yo el que no podía vivir sin mi, y que ambos éramos incompatibles.

Después empecé a notar como el amor dejaba de ser una canción de la oreja de van Gogh llena de flores y “te quieros” vomitivos, para ser una de extremoduro con todo el sexo y la mala leche que conlleva el amar.

Al final será como una de Sabina, llena de recuerdos tan lejanos que no son más que virus, aunque no los vean siguen molestando.

La verdad es que todo esto no lo he aprendido sólo, me lo dijo un calamar gigante con el que coincidí en una orgía.

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